La Moda que Incomoda al Planeta

May 11, 2022

El 85% de los microplásticos que se encuentran en el océano provienen de las fibras textiles

POR EQUIPO TÉCNICO DE BEDOYA Y VENERO
Organización de Ingeniería y Gestión Ambiental

¿Sabías qué?, Para la producción de solo un polo de algodón, se emplean casi 2700 litros de agua, cantidad equivalente a lo bebido por una persona en un periodo de dos años y medio (1). Asimismo, para la fabricación de poliéster, fibra más usada para hacer ropa en el mundo, se usan 70 millones de barriles de petróleo en ella, del mismo modo, si se usan fibras como rayón, viscosa o lyocell se necesitarían talar 70 millones de árboles para producirlas (2).

Como se menciona en el párrafo anterior, se necesitan muchos materiales para la fabricación de distintas prendas. En el año 2015, tan solo el 2% de la materia prima usada para la producción de prendas fue reciclada y más del 97% es materia prima virgen, del cual el 63% está compuesto de plástico, el 26% de algodón y 11% de otros materiales. En ese mismo año se generaron 53 millones de toneladas de fibras para la producción de ropa, de las cuales el 12 % fueron mermas. Por otro lado, la operación de lavado de textiles generó aproximadamente 0.5 millones de toneladas de microfibras de plástico que son normalmente vertidos al mar. Respecto a la disposición final de los residuos, el 73% fue llevado a vertederos o fueron incinerados; el 12% fue destinado a reciclaje de materia para otras aplicaciones de menor valor, como material aislante, paños de limpieza o relleno de colchones; el 2% se perdió durante la recolección y procesamiento para su reciclado; y menos del 1% cumplió con el ciclo completo de reciclaje (3).

Los altos niveles de producción de la industria textil debido al modelo consumista actual afectan de manera negativa al medio ambiente. Según la Fundación Ellen Mac Arthur (2017) entre los años 2000 y 2015 la producción ropa se duplicó, mientras que el uso de

prendas antes de dejar de usarse disminuyó poco más del 35%. Asimismo, este modelo de negocio conocido como fast-fashion conlleva a la contaminación ambiental de distintas formas. En cuanto a la generación de emisiones, la industria de la moda en el año 2018 generó aproximadamente 2.1 mil millones de toneladas de gases de efecto invernadero(GEI) representando el 4% de las emisiones globales totales (4). Por ejemplo, el transporte, fabricación y lavado en la producción de una prenda genera 33.4 kg de carbono equivalente (5). Por otro lado, a nivel mundial se generan aproximadamente 92 millones de toneladas de residuos textiles al año, que equivale a la disposición final de un camión de basura cada segundo. Adicionalmente el 87% de las fibras que se emplean para confeccionar ropa es incinerada o termina en un vertedero y el 60% son desechados antes de haber cumplido un año de fabricación (6), lo que trae como consecuencias el incremento de las áreas degradadas por residuos sólidos, como en el caso del desierto de Atacama en chile, el cual alberga hasta 59 000 toneladas de ropa usadas, de las cuales casi 30 % son usadas para su reventa en Latinoamérica ocasionando un riesgo para la salud , ya que estas prendas aún contienen tintes y sustancias tóxicas que no se degradan con facilidad (7). Adicionalmente, las fábricas textiles generan efluentes difíciles de tratar, los cuales alteran la calidad de los cuerpos de agua como ríos, lagos y los océanos. Un claro ejemplo de este problema es lo que viene sucediendo con China, donde se estima que el 70 por ciento de los ríos y lagos están contaminados por los 2 500 millones de galones de aguas residuales que produce la industria textil (8).

Cabe resaltar que los productos textiles son mayor fuente de microplásticos en el mundo. El 85% de los microplásticos que se encuentran en el océano provienen de las fibras textiles, representando un riesgo para la biodiversidad marina y las cadenas tróficas, y pudiendo afectar la salud de las personas no solo por la acumulación de microplásticos sino también por las sustancias tóxicas que estos poseen en su composición (9).

La solución para los problemas que ocasiona la industria de la moda, se centra en el desarrollo de un modelo que se base en la economía circular, permitiendo obtener ingresos a partir de la producción de prendas que estén diseñadas para un mayor tiempo de uso y que a su vez estén aptos, al final de su uso, para el rediseño y reciclado. Según la Fundación Ellen MacArthur (2021), las estrategias que comprenden el alquiler, reventa, rediseño y reparación tienen el potencial de crecer de 3.5% del mercado de la moda mundial a 23% hacia 2030, representando una oportunidad de 700 miles de millones de dólares, y un potencial de reducir una tercera parte de las emisiones GEI para colocar a la industria de la moda en el camino de los 1.5°. Esto equivaldría alrededor de 340 millones de CO2eq anualmente hacia 2030, más que los gases de efecto de invernadero producido anualmente por Tailandia o Francia. Asimismo, se debe incentivar el consumo responsable al cliente de optar por productos que vayan en armonía con el cuidado del medio ambiente y en el que se desarrollen redes de suministro eficaces con el apoyo de la tecnología digital (10).

Por otro lado, en el Perú ya existen iniciativas enfocada en una economía circular para la industria de la moda, tal es el caso de Circular que elabora sus prendas a base de algodón reciclado, hilos deadstock (sobrantes de la industria) y además permite intercambiarla por una nueva a un menor precio. La adquisición de esta camiseta de marca peruana, en comparación a las que se encuentran en las tiendas de moda rápida, permitirá ahorrar alrededor de 420 litros de agua, promoviendo la circularidad en la industria textil (11). Otra iniciativa peruana es el de “Las Traperas”, este proyecto genera formas de recirculación de ropa que ya no se usa y hasta el momento han logrado recircular aproximadamente 13 mil kg de ropa, además del ahorro de 13 millones de galones de agua y ha evitado la emisión de aproximadamente 14 mil kg de CO2 (12). “Admelss” es otra empresa de moda sostenible que trabaja con fibras y pigmentos naturales para el diseño y teñido de las prendas, además brinda oportunidad laboral a artesanos locales de las regiones en la que trabaja (13). Asimismo, en la industria de calzado peruano, existen iniciativas como la de “Evea” donde se producen suelas de caucho silvestre a partir de látex generado sin la tala de árboles y donde se respeta los ciclos de los mismos, y con el que se ha logrado conservar 2 723 hectáreas de bosque y además se plantaron 3 540 árboles de caucho silvestre (14).

Fuentes:

1: Noticias Parlamento Europeo. El impacto de la producción textil y de los residuos en el medio ambiente (29-12-2020). Disponible en: Enlace

2: BBC mundo. ¿Sabes cuál es la industria más contaminante después de la del petróleo? (12-03-2017) Disponible en: Enlace

3: Fundación Ellen MacArthur (2017). A New Textiles Economy: Redesigning fashion’s future. Disponible en: Enlace

4: Fashion on Climate. Global Fashion Agenda (2018). Disponible en: Enlace

5: Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (2018). ¿Sabes lo que hay en tus jeans? Disponible en: Enlace

6: BBC Future (12-07-2020). Why clothes are so hard to recycle Disponible: Enlace

7: Aljazeera (2021). El vertedero del desierto de Chile para las sobras de la moda rápida. Disponible en: Enlace

8: Documental River Blue (2021). Disponible en: Enlace

9: Gabriela A. Vázquez Rodríguez (2019). Los microplásticos textiles (o la increíble historia de cómo tu suéter termina en el salero). Disponible en: Enlace

10: Fundación Ellen MacArthur (2021). Circular business models: Redefining growth for a thriving fashion industry. Disponible en: Enlace

11: El Comercio (2020). ¿Intercambiaría la prenda que compraste por una nueva? En esta marca peruana es posible. Disponible en: Enlace

12: Las Traperas (2021) Disponible: Enlace

13: Admelss (2019). Disponible en: Enlace

14: Evea Ecofashion (2018). Disponible en: Enlace